La camarera paga el desayuno de 2 bomberos y termina totalmente desconcertada

La protagonista de esta historia es Liz Woodward, una joven empleada de un restaurante llamado Ruta 130 en Delran, en Nueva Jersey.

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Era un día normal en su jornada cuando escuchó a dos bomberos conversando acerca de un incendio en unos grandes almacenes en North Brunswick con el que lucharon durante 12 incansables horas hasta que estuvo controlado.

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Los bomberos estaban desayunando después de ese arduo trabajo y Liz decidió pagar su comida como un gesto de gratitud y les dejó una nota.

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Ellos, Tim Young y Paul Hullings compartieron la nota en su perfil de Facebook, su mensaje decía:

“Hoy yo invito al desayuno. Gracias por todo lo que hacen: por ayudar a otros y por correr hacia aquellos sitios de donde los demás huyen. No importa el papel que tengan, son valientes y fuertes. Gracias por ser tan valerosos y ser héroes todos los días. Movidos por el fuego y llenos de valor ¡Son un ejemplo! ¡Ahora a descansar!»

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Liz jamás imaginó lo que sucedería después, pero ellos encontraron una forma de recompensar su grandioso gesto. Ellos se enteraron de que Liz estaba recaudando 30.000 dólares para comprar un medio de traslado para su padre tetrapléjico que necesita una furgoneta adaptada para personas minusválidas.

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Liz recaudaba dinero a través de una página de GoFundMe y ellos utilizaron la atención que recibió la nota en Facebook del gesto de Liz para solicitar a las personas solidarias que colaboraran con su petición para ayudar a su padre.

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Su publicación fue compartida por más de 3.000 personas y muchas ayudaron a cumplir su sueño de comprar una furgoneta para su padre donde pudiera trasladarse en silla de ruedas.

Él es tetrapléjico y está confinado en cama después de sufrir un aneurisma cerebral en 2010.

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Pero entonces ocurrió lo increíble. Pocos días después Liz había recaudado 70.000 dólares, mucho más de lo que necesitaba para el vehículo de su padre. Su familia y ella no podían estar más agradecidos.

Ella solo esperaba recibir una sonrisa de su parte, nunca pensó que un pequeño gesto podría cambiar por completo su vida.

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Ahora Liz y su familia mantienen la esperanza de crear una organización sin ánimo de lucro para ayudar a las personas que sufran la misma condición que su padre. Es muy gratificante ver cómo tantas personas se solidarizaron con su historia, incluso un donante anónimo colaboró con $5.000 dólares.

¡Qué bonita familia! Sin duda son un ejemplo de solidaridad y nos recuerdan que hay que aprovechar cada oportunidad que tengamos para hacer el bien. Incluso sin esperar nada a cambio, siempre tendremos una recompensa positiva en la vida.

Los actos solidarios como este merecen ser reconocidos y compartidos para inspirar a otros.

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