La firme respuesta de la gerente de una pizzería al cliente que se quejó de un empleado autista

Cada vez son más los seres humanos con algún tipo de discapacidad que logran abrirse un camino profesional. Pero esto no ha sido nada sencillo en un mundo donde muchas personas con mente cerrada se niegan a ser tolerantes y tener consciencia de que todos tenemos los mismos derechos.

Tal como este cliente que se negó a ser atendidos en una tienda por alguien con alguna condición especial.

Esta historia tuvo lugar en la ciudad de Greenville en Carolina del Norte, Estados Unidos.

Amanda Cartagine es la dueña de una sucursal de una pizzería llamada Pizza Inn y conoce muy bien los terribles estigmas que las personas con discapacidad deben enfrentar. Ella es la madre de un niño con Síndrome de Down. A pesar de que muchas personas no están acostumbradas a ver a alguien así en un trabajo común y corriente, Amanda le enseñó a su hijo la importancia de trabajar.

“Le gusta mucho saber que tiene dinero en el banco y que puede comprarse sus propios videojuegos”.

Recientemente un hombre protagonizó un momento desagradable en pleno restaurante al enterarse de que lo estaba atendiendo una persona especial. El hombre le pidió a uno de los empleados que rellenara el tazón de la lechuga para poder continuar comiendo, pero como el empleado tenía autismo no comprendió de inmediato lo que le estaban pidiendo.

Todo los empleados de esta sucursal de Pizza Inn tienen algún tipo de discapacidad.

A cada empleado en el restaurante se le asigna una tarea muy específica y el empleado al que el hombre le pidió que rellenara el tazón no estaba encargado de esa tarea. Cuando intentó explicárselo el hombre simplemente se indignó y pidió hablar con el gerente.

Ese no es su trabajo. Lo entrenamos para una tarea específica debido a sus circunstancias especiales”.

El hombre se fue rápido del lugar y le dijo a todos que debían advertir a la clientela que allí sólo atendían personas con discapacidad. Amanda supo muy bien cómo responder a esta dura situación.

“Ellos son como mis hijos. Quería responder con algo que no fuera grosero pero dejar bien clara mi posición. Si él no está de acuerdo que no regrese”.

Fue entonces cuando Amanda tomó la decisión de colgar un cartel para cumplir con la petición del hombre, pero con sus tiernas palabras demostró su indudable apoyo a sus queridos empleados.

“Estamos orgullosos de dar trabajo y brindar oportunidades a todos por igual. Contratamos a todos los niños de Dios”.

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Celebramos la reacción de Amanda ante el grosero espectáculo del hombre que no estuvo dispuesto a ser tolerante y empático.

Necesitamos seguir promoviendo los valores de la igualdad y el respeto. Afortunadamente este caso tuvo un buen desenlace. Compártelo.

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