A los 8 años recorre 44 kilómetros para ir a la escuela y es el único niño que asiste

Quien no conoce nada, no ama nada. Quien nada comprende, nada vale. Nada puede hacer. Pero quien comprende, también ama y observa porque, cuanto mayor es el conocimiento, más grande es el amor.

Hay un lazo poderoso entre la consciencia y el amor. De ese lazo nace la vida, la evolución y el sentido. Porque el amor despierta nuestra curiosidad, nuestro afán por comprender, nuestra voluntad de saber.

Tal como el jardinero lo hace con sus flores, árboles y tierra, el artesano en su taller con sus materiales y herramientas, el músico con sus instrumentos y melodías, Mateo está decidido a ser un profesional exitoso, a pesar de las dificultades que enfrenta a diario para ir a la escuela.

Este pequeño de 8 años de edad se levanta cada día a las siete de la mañana y una hora después sale a recorrer a pie una distancia de 44 kilómetros ida y vuelta para llegar a su colegio y volver, armado con su morral cargado de libros y de sueños.

Ni la lluvia, el intenso calor o las escarpadas zonas que debe atravesar debido a las condiciones del terreno que lo hacen de muy difícil acceso hacen que Mateo cese en su empeño de lograr su objetivo de crecer y aprender. De hecho, es el único alumno que ha asistido a clases en esta escuela, luego de la aparición del COVID-19.

“Ya hace un año que venimos, es una rutina, pero se complicó porque está a 22 kilómetros desde su casa”, dijo la mamá de Mateo, Ester Vargas.

La Escuela Rural Nº 71 de Campamento, en el departamento de Cerro Largo, en Uruguay, es el recinto hacedor de conciencias que tiene el privilegio de contar con un alumno tan sorprendente y dedicado que asista a sus clases, a pesar de lo complicado que es llegar al instituto.

Su única maestra y directora, Karen Arellano, tampoco ha faltado un solo día y ha dicho que el jovencito hace un verdadero esfuerzo cada día, siendo un ejemplo de que el deseo y la voluntad son la mejor arma para alcanzar las metas, no importa la edad que se tenga.

A la encargada de este plantel le ha tocado vivir durante toda la semana en esta escuela, debido a lo complicado que es el traslado hasta allá. Así, los viernes regresa a darle una vuelta a su casa el fin de semana y luego vuelve a comenzar.

Son un gran ejemplo de inspiración y motivación

“Él ha estado trabajando con todos los medios que le proporciona su maestra y luego continúa sus estudios en casa”, añadió la orgullosa y afortunada madre de este increíble niño.

Estas son solo algunas de las historias de calamidades que se están dando en el mundo por efecto de la pandemia que, en Uruguay suma ya unos 549 casos confirmados, al menos hasta este 23 de abril pasado, con 12 muertes por esta misma causa.

Si queremos un mundo de paz y de justicia debemos poner la inteligencia y el compromiso al servicio del amor. Así, amar y comprender se unen para servir, desde la empatía, desde la voluntad de construir un bien común.

Porque si la cultura y la verdad nos hace libres, el amor y la voluntad por lograr nuestros sueños hace que esta vida que nos ha tocado vivir sea más plena y llena de sentido.

Comparte esta historia con tus familiares y amigos. Sumerjámonos entonces en esta aventura de ser mejores personas, quizás aquí mismo y, por qué no, usando el ejemplo de Mateo.

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