A los 12 años su mayor deseo es que no le falte nada para seguir estudiando y pide ayuda

La infancia es una etapa hermosa y todos los niños deberían tener la oportunidad de vivirla dignamente, pero la realidad es otra, muchos viven en condiciones precarias inimaginables para algunos. Tal es el caso de una menor en Argentina, su conmovedora historia causó tristeza en las redes sociales.

Se mantiene fiel a sus sueños pese a todas las dificultades

Michelle tiene 12 años y vive en el barrio Mendieta, Concordia, en Entre Ríos. Silvia, su madre, la tuvo a los 15 años y dejó sus estudios de secundaria para cuidarla porque el padre no se hizo responsable, con el tiempo conoció a Carlos y se unió a la familia.

La niña siempre quiso tener juguetes, pero sus padres no podían comprarlos, más de una vez sintió las burlas de algunos niños por eso. Viven en una casa de madera con bolsas plásticas en el techo para evitar que se moje cuando llueve, el suelo es de tierra.

Y aunque tienen agua y luz, las condiciones son precarias, el baño está deteriorado, la niña no tiene ni un armario para guardar su ropa y cocinan con leña.

“Estamos pasando muchas necesidades, como todo el mundo. Cobramos la ayuda del gobierno que son $25 dólares por mes. No es nada. Cobras y al otro día ya lo gastas en comida, una carpeta y en las cosas para ella porque ya es señorita”, aseguró la madre.

Carlos trabaja en los aserraderos, pero por la pandemia quedó desempleado y no pueden comprar las cosas que necesita la niña para llevar al colegio. Le exigieron un uniforme de 53 dólares, ellos le solicitaron ayuda a una tía que fue quien lo compro.

La escuela está distante, madrugan para caminar una hora, toman un autobús y siguen caminando; a las 8 am llegan a la Escuela General San Martín Miguel de Güemes No. 17 donde estudia la niña.

“Mi deseo es terminar los estudios y que nunca me falte nada para la escuela”, dijo la esforzada Michelle.

También se le han complicado sus estudios porque necesita estar conectada a Internet para poder realizar sus actividades, muchas veces acude a casa de una vecina para usar su teléfono.

Michelle sabe que debe estudiar para aspirar a un futuro mejor, quiere estudiar derecho; pero ahora mismo en su bolso escolar solo tiene un lápiz, una goma y una carpeta.

“Ella lo que más necesita es un teléfono para poder hacer los deberes, y una bicicleta o una moto para poder llegar hasta la escuela”, explicó Carlos.

El caso de Michelle fue publicado en las redes sociales con un número telefónico de contacto +54-93454-184844 para que las personas de buena voluntad puedan comunicarse con Pedro Sena, director de Cáritas Concordia y contribuir con útiles escolares, una bicicleta o con materiales para mejorar su casa.

Michelle nunca ha estado dispuesta a rendirse frente a las adversidades, esperamos que reciba el apoyo que necesita para salir adelante y lograr sus sueños. Comparte su historia.

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